The Enfield haunting (2015)

A partir del éxito mundial de El juego del miedo (2004), James Wan decidió explorar la claustrofobia más aguda del género para fanáticos supuestamente entrado en desuso, en parte por las propias necesidades del mercado, en parte por el propio desaliento de realizadores y espectadores. Con La noche del demonio (2010) y El conjuro (2013), el director revivió el subgénero de terror de las “haunted houses” actualizando y renovando sus elementos más clásicos.

Estrenada en 2015, la miniserie dirigida por el danés Kristoffer Nyholm está inspirada, no en la investigación de Ed y Lorraine Warren retratada en El conjuro 2 (2016), sino en la novela del parapsicólogo Guy PlayfairThis House is Haunted”, en la que relata la experiencia de su permanencia en la casa de la familia Hodgson.

Playfair (Matthew Macfayden), con la compañía de Maurice Grosse (Timothy Spall), se interesan por el caso de los Hodgson y es Grosse quien detecta desde un principio que la principal afectada y “elegida” por la fuerza demoníaca es la pequeña Janet, de 11 años. El caso de Enfield tuvo cierta difusión en su época, siendo objeto de discusión de medios de comunicación y especialistas: mientras investigadores más escépticos afirman que todo se basó en inteligentes engaños de Janet y sus hermanas para atraer la atención de la prensa, otros más “creyentes” como Playfair, Grosse o los Warren, aseguraron que Enfield puede ser considerado uno de los pocos casos con documentación real de presencia y posesión demoníaca.

A medida que se suceden las anormales conductas en Janet, las apariciones y registros de manifestaciones sobrenaturales aumentan. Playfair aparece en la historia para, en realidad, desplazar a Grosse de la investigación, pero en seguida se ponen de acuerdo para realizarla conjuntamente, al punto de quedar ambos plenamente afectados y comprometidos con el caso.

El relato, al mismo tiempo, se focaliza en la conexión establecida entre Grosse y Janet: el investigador, está terriblemente traumado por la reciente muerte de su hija y los sucesos lo irán llevando a establecer la inevitable relación de cuidado y afecto para con Janet como reflejo de lo que podría haber hecho, y no hizo, con su hija… también llamada Janet. Su esposa Betty sufre la lógica desorientación por la pérdida, y mantiene contacto eventual con el espíritu de su hija.

La miniserie está cuidadosamente escrita y dirigida para no desorientar la atención de ambos focos. Están presentes tanto los elementos típicos de presencia/posesión demoníaca (golpeteos de paredes, sonidos guturales y polifonías que meten miedo, objetos caseros que vuelan sin razón, ataque a las debilidades más íntimas del exorcista) y la común densidad de los pasillos y cuartos de una casa invadida por extrañas presencias; como así también el drama familiar sufrido por el protagonista, dando como resultado un interesante combinado de terror dilatado, encierro y culpa.

The Enfield Haunting muestra buenas intenciones como producto televisivo de terror de interiores cargado de momentos dramáticos, funcionando como relato paralelo a la exitosa secuela de Wan.

por Juan Manuel Pasam

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