T2 Trainspotting (2017)

¿Qué puede esperar uno acerca de la segunda entrega de Trainspotting? Más allá de las ineludibles comparaciones que, como sucede a menudo, relativizan y empequeñecen el gran esfuerzo de la creación, la conexión con la primera Trainspotting es un efecto marcado y resaltado en esta segunda parte, haciendo perdurar la esencia y el mito que el film de Danny Boyle provocó en los años noventa.

Después de veinte años, Mark Renton (Ewan McGregor) decide regresar a Edimburgo, ciudad donde supo vivir su juventud viva y desenfrenada junto con sus amigos Sick Boy (Jonny Lee Miller), Spud (Ewen Bremner) y el ahora fugitivo Francis Begbie (Robert Carlyle). El film se encuentra atravesado por el reencuentro de Renton con sus viejos amigos y el conflictivo evento que se produce en el desenlace de la primera Trainspotting: la traición que marca la relación entre ellos.

Durante el film, las actitudes de los personajes y su manera de ser siguen siendo las mismas, sin embargo los tiempos son diferentes: resulta interesante apreciar cómo se introducen los nuevos tiempos, con sus grandes avances tecnológicos (que repercuten notablemente en cómo nos relacionamos) en el relato del film. Hay un halo de desilusión respecto de aquellos años de juventud, drogas y anarquía frente al sistema que los encuentra dos décadas después aún en la misma actitud, con monitores más grandes, redes sociales y teléfonos celulares.

Los guiños y el tratamiento estilístico conectan profundamente ambas películas; de nada sirve la comparación en busca de cuál es mejor o no. En varios pasajes, T2 Trainspotting resulta más un homenaje a la primera parte que una continuación. Hay riqueza, actualización y repeticiones: desde los mismos escenarios, pasando por flashbacks que revisitan escenas de la primera película, hasta el conocido monólogo “choose life” actualizado a estos tiempos.

T2 Trainspotting devuelve a estos cuatro magníficos personajes reencontrados, reviviendo y siendo su propio mito, más que presentando una nueva trama. Vemos nuevamente al grupo de amigos creando y destruyendo, inmersos en un mundo sin norte fijo, bajo la mirada de Boyle que mantiene su identidad y una banda sonora que renueva canciones respecto de la primera edición.

por Esteban Caccaviello